Cuando amaneció el sábado, Valery se desperezo y se vistió sin muchas ganas, algo cansada por lo díficil que le había resultado dormir aquella noche, como todas las demás.
"Ey! escuchaste el nuevo sencillo? Es genial, la guitarra se oye mucho mejor esta vez que..."
"Lo sé, pero mi madre ha dicho que el vestido debe ser púrpura y no rojizo como yo quería asi que.."
"Ese chico idiota!, en cuanto pueda le haré un hechizo obliviate para que no recuerde nada, como pudo engañarme..?"
No recordaba las palabras de las personas porque así lo quisiera, si no porque le resultaba innevitable.
Todo. Todo cuanto entrará por sus oídos no salía de su cabeza tan fácilmente, lo podía recordar tan fácilmente que parecia una grabadora muggle de la más alta calidad.
Así que cuando hiba a dormir, con el silencio de la habitación envolviendola resultaba más fácil que todo lo oído en el día viniera a su cabeza con más fácilidad, entonces tenía que recurrir a cualquier actividad para despejarse y por fin conciliar el sueño. Afortunadamente su energía del día siguiente no se veía afectada por la falta de sueño pero el proceso se repetía y repetía...
Terminó de ponerse una blusa de manga larga color lila, holgada de las mangas y ajustada al cuerpo, dejando entre ver su cintura pero cubriendo por completo el pecho, hombros y parte del cuello. Su madre se la había envíado en compensación por no haberla ido a despedir al anden del expresso de Hogwarts y creyo conveniente estrenarla, sobre todo porque el diseño le ayudaba a esconder los moretones del hombro y brazo que tenía desde hace algunos días. Tomo los primeros pantalones que encontro, tomo su varita y bajo alos jardines sin siquiera desayunar; quería comenzar la mañana solo con sus propios pensamientos, aunque sea por un ratito.
Caminando a paso relajado llegó a la parte hundida de la enorme explanada, divisando un enorme árbol que recién se había convertido en su favorito. Se sentó en la base y sacó su varita para juguetear con ella mientras sacaba pequeñas chispas. Aquella pequeña actividad le hacía mantener la calma aunque claramente estaba deseando ponerse a hablar con alguien. Comenzó a tararear aquella melodía de la que había escuchado hablar cuando una presencia la hizo sobresaltarse y ponerse en modo de defensa, con su varita lista.
-Oh! pero vaya que eres descuidada Rowe, ¿cómo es posible que no me escucharas llegar? Es peligroso bajar así la guardía -dijo el chico que estaba parado frente a ella, con la varita juguetando entre sus dedos y mirandola demasiado provocador. Era alto y con brazos muy marcados -Bonito lugar para escapar, aunque... no creo que te sirva de mucho.
Valery se tensó en el suelo y decidió no tratar de ponerse de pie para no dejarle oportunidad a un descuido otra vez. Aquel chico era Joe Cammbel, un Slytherine de 7º que le había estado siguiendo el paso apartir del año pasado.
-Largate de aquí Cammbel -dijo Valery con el odio impregnado en cada palabra -largate, largate!
-Que linda que te ves enojada... Valery, y vamos! siempre estas hablando, ¿no podrías hablar un poco con migo también? -aquel tono era tan repugnante, y no era anticipo de nada nuevo. Se la comia con los ojos y Valery comenzaba a ponerse nerviosa. Siempre había sido mala para manejar ese tipo de situaciones, por eso, cuando una semana antes Cammbel la había abordado en uno de los pasillos más alejados del segundo piso del castillo Valery se había quedado paralizada, reaccionando solo cuando Cammbel la tenía contra la pared y se pegaba a ella mientras la manoseaba. Intento liberarse por su propia fuerza y fue entonces cuando el chico la azoto contra la pared, apretandola aún más y dejando feos moretones donde ponía las manos. Valery por fin alcanzo su varita y lo repelio con ella echando a correr ala sala común sin contarselo a nadie.
-Te gusto, admitelo, y por tu cara creo que quieres más -le sentencio más como una amenaza. Valery comenzó a sudar, sintiendo que la varita resbala entre sus dedos.
-Voy a dejarte tan mal si te me acercas que ni tu madre te va a reconocer Cammbel, alejate de mi! -gritó con fuerza, pero con miedo. Aquella chica podía con lo que fuera, lo sabía de primera mano al haberse enfrentado a cosas horribles en compañía de una aurora, pero aquello... no podía manejarlo.
Una suave brisa soplo por los terrenos haciendo volar el largo cabello negro de Valery. Apreto confuerza la tierra debajo de su mano libre, sin saber que hacer, sin poder hacer nada. Prefería escuchar mil veces cualquier palabra y recordarla todo el tiempo por el resto de su vida a estar ahí.