Aquel día no había amanecido demasiado apetecible. Las nubes habían oscurecido la bóveda celeste y amenazaban con traer tormenta, cosa muy desagradable para Catrina, ya que odiaba los días grises de lluvia porque no podía contemplar el cielo. Además de que tampoco podía estudiar al aire libre, como tenía por costumbre por esa época, y eso también le fastidiaba. Le encantaba distraerse con los pajarillos volando sobre su cabeza o con el bailoteo de las hojas sueltas que empezaban a tornarse amarillas. Este tipo de mañanas sólo podía entretenerse con las hojas amarillas de los libros de la biblioteca, que no es que no le gustase, pero pudiendo estar en sobre la hierba verde y fresca...
Bufó, desanimada, y salió de clase con paso lento, mirando a través de los cristales de las ventanas cómo las nubes grises se agolpaban sobre el bosque prohibido. Suspiró y siguió caminando, entreteniéndose con los mechones de pelo que se escapaban del moño que se había cogido esa mañana para que el pelo no le molestase al escribir. Sus compañeros pasaban por su lado ignorándola o saludándola. Alguno incluso se detuvo a hablar con ella durante unos minutos, retrasando lo que le apetecía tan poco en ese momento.
Al final, no tuvo más remedio que proseguir con su ruta y cruzar el umbral de aquel oceános de libros oportunamente colocados en sus polvorientas estanterías. Deambuló un rato entre ellas, buscando algo de interés antes de sentarse en una mesa a hincar los codos. Había más gente de lo habitual, pero seguían siendo pocos. Se lamió los labios al llegar a la sección de Historia de la magia y paseó los dedos por algunos lomos viejos, tamborileando suavemente sobre ellos. Inconscientemente giró la cabeza hacia la derecha y le pareció ver pasar junto a ella a una melena rubia. Parpadeó, intentando averiguar por qué le había sorprendido tanto aquello. Sobre todo por que había rubias a patadas en Hogwarts.
"¡Oh!"
Recordó de pronto su reciente amistad con Damon y la conversación que había mantenido con él sobre su hermana, rubia. Aquello la hizo caminar un poco más de prisa, y al girar una esquina pudo comprobar que en efecto era ella. Sonrió, satisfecha por haber encontrado algo interesante que hacer en vez de estudiar un día tan oscuro y caminó pausadamente hacia ella para que la bibliotecaria no la regañase. La cogió de la manga y tironeó un par de veces para llamar su atención, sonriéndole cuando giró para verla.
-Hola- susurró- Eres Katherin Agger, ¿verdad? La hermana pequeña de Damon Agger- miró el escudo de su uniforme para corroborarlo, sonriendo- Yo soy Catrina Lowe. Soy amiga de tu hermano- le tendió la mano- Encantada de conocerte.
Bufó, desanimada, y salió de clase con paso lento, mirando a través de los cristales de las ventanas cómo las nubes grises se agolpaban sobre el bosque prohibido. Suspiró y siguió caminando, entreteniéndose con los mechones de pelo que se escapaban del moño que se había cogido esa mañana para que el pelo no le molestase al escribir. Sus compañeros pasaban por su lado ignorándola o saludándola. Alguno incluso se detuvo a hablar con ella durante unos minutos, retrasando lo que le apetecía tan poco en ese momento.
Al final, no tuvo más remedio que proseguir con su ruta y cruzar el umbral de aquel oceános de libros oportunamente colocados en sus polvorientas estanterías. Deambuló un rato entre ellas, buscando algo de interés antes de sentarse en una mesa a hincar los codos. Había más gente de lo habitual, pero seguían siendo pocos. Se lamió los labios al llegar a la sección de Historia de la magia y paseó los dedos por algunos lomos viejos, tamborileando suavemente sobre ellos. Inconscientemente giró la cabeza hacia la derecha y le pareció ver pasar junto a ella a una melena rubia. Parpadeó, intentando averiguar por qué le había sorprendido tanto aquello. Sobre todo por que había rubias a patadas en Hogwarts.
"¡Oh!"
Recordó de pronto su reciente amistad con Damon y la conversación que había mantenido con él sobre su hermana, rubia. Aquello la hizo caminar un poco más de prisa, y al girar una esquina pudo comprobar que en efecto era ella. Sonrió, satisfecha por haber encontrado algo interesante que hacer en vez de estudiar un día tan oscuro y caminó pausadamente hacia ella para que la bibliotecaria no la regañase. La cogió de la manga y tironeó un par de veces para llamar su atención, sonriéndole cuando giró para verla.
-Hola- susurró- Eres Katherin Agger, ¿verdad? La hermana pequeña de Damon Agger- miró el escudo de su uniforme para corroborarlo, sonriendo- Yo soy Catrina Lowe. Soy amiga de tu hermano- le tendió la mano- Encantada de conocerte.